Inclinarse bajo tu mano poderosa.
Aprender
a decirte “sí” contra toda esperanza.
Renunciar
a mi juicio, mi sentido común, mis razones y dejarte a ti hacer.
Aceptar
la locura de obedecerte más allá de lo razonable y creer en ti, en tu susurro.
Caminar
por un estrecho lugar y no poder agarrarme.
Preguntarme
si será verdad, cerrar los ojos y saltar, dejarte a ti hacer.
Cederte
el paso, confiarte mi vida y mi decisión.
Respirar
hondo y aguardar.
Esperar
y confiar… y ver que se cumple.
Que
tu mano firme toca la superficie de mi mar y la calma aplaca la tormenta.
Ya no
sopla el viento y despacio, muy despacio, todo ocurre, como tú quieres, como
habías prometido.
Todo
a tu forma, no a la mía.
La
realidad modelada por tus manos porque no fui yo quien obró, solamente me
incliné bajo tu mano poderosa.
(Olga)
comunidadmariamadreapostoles.com
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