«En nombre de Cristo
os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)
os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)
Queridos
hermanos y hermanas:
El
Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a
celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección
de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos
volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho,
este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos
involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo
libre y generoso.
1.
El Misterio pascual, fundamento de la conversión
La
alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena
Noticia de la muerte y resurrección de Jesús. En este se resume el Misterio de
un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación
llena de diálogo sincero y fecundo». Quien cree en este anuncio rechaza la
mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida,
mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la
vida en abundancia. Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y
cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación
apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado,
déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree
firmemente en su misericordia que te libera de la culpa.
2.
Urgencia de conversión
Es
saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido
la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es
posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me
amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a
amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un
deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre
nos precede y nos sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de
ser amado sin merecerlo. Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar
como Israel en el desierto, a fin de poder escuchar finalmente la voz de
nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y
disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos
experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano
este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que
decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.
3.
La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos
El
hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra
conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería
suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A
pesar de la presencia –a veces dramática– del mal en nuestra vida, al igual que
en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio
de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de
salvación con nosotros. En Jesús crucificado ha llegado esta voluntad hasta el
punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta “poner a Dios
contra Dios”, como dijo el papa Benedicto XVI. En efecto, Dios ama también a
sus enemigos (cf. Mt 5,43-48).
4.
Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo
Poner
el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las
llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de
las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano,
de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la
distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en
todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de
idolatría.
Hoy
sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que
deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como
forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo.
Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva
el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos
y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la
economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he
convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con
el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la
actual. También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu
evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas.
Invoco
la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma,
para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la
mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo
abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de
sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14).
Roma, junto a San Juan de Letrán,
7 de octubre de 2019.
Papa Francisco
7 de octubre de 2019.
Papa Francisco
According to Stanford Medical, It's really the ONLY reason women in this country get to live 10 years longer and weigh an average of 42 lbs lighter than we do.
ResponderEliminar(And by the way, it is not about genetics or some secret exercise and really, EVERYTHING around "HOW" they eat.)
P.S, I said "HOW", not "what"...
CLICK this link to determine if this little quiz can help you decipher your true weight loss possibilities