lunes, 23 de marzo de 2020

Pastores Misioneros



La solemnidad de san José es para la Iglesia en España la ocasión apropiada para ayudar a todo el Pueblo de Dios a tomar conciencia de la importancia del seminario diocesano, casa y corazón de la diócesis, donde germinan las semillas de las vocaciones al sacerdocio ministerial. Desde hace bastantes años estamos llevando a cabo estas jornadas de la Campaña del Seminario en un contexto de honda preocupación por el descenso de candidatos al sacerdocio. Ya decía san Juan Pablo II que «la falta de vocaciones es ciertamente la tristeza de cada Iglesia», y esta era la razón por la cual «la pastoral vocacional exige ser acogida, sobre todo hoy, con nuevo, vigoroso y más decidido compromiso por parte de todos los miembros de la Iglesia». Los obispos españoles, por su parte, ofrecieron una carta pastoral sobre esta temática y lejos de quedarnos en una inútil tristeza, nos decían que «es la hora de la fe, la hora de la confianza en el Señor que nos envía mar adentro a seguir echando las redes en la tarea ineludible de la pastoral vocacional»

La Iglesia en España está empeñada con gozo en la tarea de la evangelización, en sintonía con las insistentes llamadas a vivir un tiempo de «conversión pastoral misionera» del papa Francisco, en continuidad siempre con el Concilio Vaticano II, y los papas .que  La Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo. han pastoreado a la Iglesia universal. En este contexto misionero se ha publicado la nueva Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis con la que se renuevan los planes de formación de los seminarios en esta misma clave: «la formación tiene como finalidad la participación en la única misión confiada por Cristo a su Iglesia: la evangelización en todas sus formas» . Todo ello nos lleva a concluir que la campaña vocacional hemos de vivirla en un contexto de evangelización y de propuesta gozosa de la vida del Evangelio, con ocasión de todas las actividades pastorales que se organicen en las diócesis.

El lema elegido para esta campaña, «Pastores misioneros», intenta recoger, sin agotarla, la identidad del sacerdocio ministerial. Los sacerdotes, en cuanto que participan del sacerdocio de Cristo Cabeza, Pastor, Esposo y Siervo, son llamados en verdad «pastores de la Iglesia»; y en cuanto enviados por Cristo, con los Apóstoles (Mt 28, 19ss), son esencialmente misioneros dentro de una Iglesia toda ella misionera.

ORACIÓN

¡Señor Jesús! Con amor ponemos en tus manos nuestros Seminarios, los formadores y profesores, y muy especialmente a todos los seminaristas del mundo, que se están preparando para ser “pastores misioneros”. Tú les amas con entrañas de misericordia. Haz que sean pastores que vayan donde Tú les envíes; que la Iglesia y el mundo sean los espacios abiertos de su misión. Sé Tú el centro de sus vidas para que te sigan como discípulos misioneros y a Ti se configuren, imitándote en todo, como los apóstoles. Que te sirvan con obediencia y pobreza, desoigan las voces de los poderes del mundo, y, llenos de caridad, te sirvan en los pobres y necesitados. Que su vida célibe no sea mediocre o inmadura, sino que todo lo entreguen a Ti y todo lo arriesguen, con esperanza y alegría. Señor, que siempre cuenten contigo, como Tú cuentas con cada uno de ellos, con cada sacerdote, para que anuncien la salvación y amen a todos con los latidos de tu corazón, gustando la dulce alegría de evangelizar en tu nombre. Gracias, Señor, por los seminaristas y los sacerdotes. Guárdalos en tu amor y en tu fidelidad. Amén.

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