Mucho
saben los buscadores de Dios de noches oscuras y precisamente porque se
mantienen firmes en su búsqueda entre tinieblas sus ojos interiores perciben la
Aurora de Dios. Esto que a alguien le podría parecer algo extraordinario,
inalcanzable, no lo es tanto a la luz de la experiencia de los autores de los
Salmos... hace ya unos 3000 años.
Veamos,
por ejemplo el testimonio vivo de este autor que conoce muy bien esas tinieblas
que le inducen a negar la existencia de Dios: "...Me levantó a la aurora
para pedirte auxilio…" (Sl 108,3). En la misma dirección fijamos la
atención en este otro autor. Se siente acosado por sus detractores que buscan
despedazarle como si fueran leones... es un ataque brutal con la finalidad de
que deje de confiar en Dios y rompa con Él. Sin embargo Dios, que jamás
abandona a los que le buscan, sean cuales sean sus tinieblas, infunde en su
corazón, tan probado por estos sufrimientos, una alegría incontenible que
provoca esta confesión de fe rebosante de confianza amorosa "Mi corazón
está a punto Dios mío, voy a cantar. ¡Despierta gloria -alma- mía... Despertaré
a la aurora! (Sl 57,8-9).
Ánimo,
alegrémonos… la Aurora de Dios siempre espera a quienes caminan también entre
tinieblas. No hay tinieblas sin Aurora de Dios para los que sí o sí, mantienen
su deseo de ser Discípulos de Jesús.
P.
Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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