Me pregunto si el hombre de la calle ha sido alguna vez feliz y no conozco a ninguno. Se confunde la felicidad con un estado de “conseguimiento” temporal; momentos de alegría que no se mantienen.
Repasemos: De niño,
“todo” el día llorando; de adolescente, la vida es una tortura,
te quieres comer el mundo y no te dejan; de joven, los fracasos de amor, los
estudios y la falta de independencia, te angustian; de casado, la
responsabilidad, la rutina y el trabajo, te ahogan; cuando somos padres, ya
no dejas de sufrir los sufrimientos de los tuyos; de mayor, dolencias y tristezas
se hacen interminables y después la muerte, que podría ser brutal;
amén de las desgracias inesperadas.
La frase: “Dios
quiere que seáis felices”, no tiene fundamento ni es cierta, porque
Dios conoce los males que hieren a su pueblo; a los “felices” les hace una seria
advertencia: “El que ama su vida, la perderá...” (Jn 12,20-33). Ósea, de felicidad nada de nada y el “que es feliz como una perdiz”, lo lleva
claro...
- “Nunca dije
que seríais felices en la tierra, sino que vivierais en PAZ, ¡nada que ver! ¿Te
has dado cuenta de lo corta que hice la vida? Os pedí caridad y perseverancia;
el sufrimiento, que Yo también padecí, y las obras, serán compensados en “su
día” con AMOR verdadero y FELICIDAD completa. Mis promesas se cumplen”.
Ya decía yo... Solo
algunos Santos, en contacto con Dios o la Virgen, la han “sentido” por segundos
a pesar de sus dolorosas vidas.
¡Aspiremos a la PAZ
ofrecida que ya es soñar!
Emma
Díez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario