La madurez cristiana de una persona, de una comunidad, de una parroquia se mide, por la capacidad de responder a los retos que nos surgen y que se pueden y se deben vivir “por Cristo, con El y en El”. Todos los retos los podemos vivir unidos Aquel que, con la encarnación, con su vida, con su pasión, muerte y resurrección nos ha dicho que todo lo humano es digno de ser vivido, unido a Cristo, el centro del Año Litúrgico y que vamos a celebrar en el Triduo Pascual, muerto y resucitado, para la vida del mundo
Tres son las claves que
nos ayudan a vivir esta Semana Santa como una inmensa gracia de Dios, para
identificarnos en el Corazón de Cristo con la humanidad más sufriente y
vulnerable, que nos empuja a vivir este tiempo como un volver a lo esencial.
CELEBRAR
POR DENTRO PARA SERVIR POR FUERA. Es verdad que todos
queremos recuperar lo que siempre hemos vivido en el Templo y que luego en las
calles se hacen catequesis y llamadas, como son las celebraciones litúrgicas,
procesiones, viacrucis y tantas riquezas que tenemos en la Iglesia y que quizás
nunca hemos valorado suficientemente como expresión de la fe de un pueblo que
se vuelca con Cristo muerto y resucitado, la belleza que salva, que decía
Dostoievski.
Nuestros templos,
iglesias, capillas, guardando estrictamente la normativa sanitaria, tienen que
ser preparados con mimo y delicadeza, para que cada persona, familia que acuda
a las celebraciones, viva por dentro una Semana Santa distinta, pero no
distinta de lo esencial, celebrando el misterio de la Redención de Aquel “que
por nosotros y por nuestra salvación…” padeció, murió y resucitó.
Toda la humanidad está
viviendo una noche oscura terrible, de auténtico conflicto, que nos impulsa y
llama a dar respuesta compartiendo con los más necesitados e imitando “tu
generosidad” como se dice en el prefacio de la Cuaresma.
MEDITAR
EL MISTERIO CENTRAL DE NUESTRA FE. Son tantos los
sacerdotes, vida consagrada, laicos, que en medio de esta crisis generalizada
nos invitan con su vida y su palabra a vivir una Semana Santa profunda,
contemplativa, solidaria con los pobres y siempre que transforme nuestro
corazón de piedra, en un corazón de carne. Son momentos y tiempos recios y
difíciles. No sería bueno “tirar la toalla” y revestidos de un realismo,
estemos dando paso a nuestros pesimismos de siempre y a no vivir “con los
sentimientos del Corazón de Cristo” nuestra vida en estos momentos nada fácil
para nadie, en una humanidad que no parece encontrar la salida, cuando se aleja
de Dios.
CINCO
SUGERENCIAS PARA SEMANA SANTA.
Primero,
una buena confesión para vivir el perdón de los pecados y la reconciliación tan
necesaria siempre y que en estos momentos nos ayudará a caminar en vida y
santidad.
Segundo,
participar en tu parroquia en los oficios, como un volver a casa con el corazón
esperanzado. Acude con la comunidad parroquial que te espera y te acoge
siempre.
Tercero,
preparar la riqueza litúrgica de estos días, para los que se tienen que quedar
en casa, la sigan a través del Canal Diocesano de Televisión, Radio Santa María.
No nos perdamos, por no prepararlo convenientemente, la riqueza inmensa del
Triduo Pascual, donde celebramos los misterios centrales de nuestra fe.
Cuarto,
acude a los templos a visitar los monumentos, siguiendo la normativa sanitaria,
como en todo y a vivir este tiempo de gracia y salvación.
Quinto,
en los templos, capillas, catedral, se va a celebrar muchas devociones que son
riquezas especiales de estos días, como el Viacrucis, la Hora Santa, el Sermón
de las Siete Palabras… Acude a vivir la alegría y el gozo, unido al Señor “que
nos amó hasta el extremo”.
¡Feliz
Triduo Pascual!
+ Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo
Primado de España
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