Muchas veces me han hecho esta pregunta fatídica los curas o los animadores de pastoral juvenil vocacional: Ángel, ¿Cómo llegar a los jóvenes que no frecuentan nuestros ambientes eclesiales? Honestamente no lo sé, suelo responder. Pero su pregunta me conmueve porque significa reconocer con humildad que nos estamos dejando perder a los jóvenes, al no saber ofrecerles realmente lo que buscan o necesitan. Yo creo humildemente que lo que necesitan los jóvenes, como cualquier persona, es a Dios mismo. Lo reconozcan o no. Otra cosas es bajo qué envoltura. Jesús de Nazaret, el hijo de Dios, el regalo más grande que la humanidad ha recibido, es el que verdaderamente ofrece plenitud de sentido en sus vidas, autenticidad, alegría, libertad, creatividad, fecundidad, sinceridad, felicidad… Como veis son los mismos valores que paradójicamente Él encarnó en su vida. ¡A veces me cuestiono si no les estaremos «estafando» al ocultarles, bajo una ficticia libertad, la «contraseña» necesaria para que puedan conectarse personalmente con Él! Con los jóvenes que contacto les ofrezco la que nunca me ha fallado: «angelperezpueyo@setumismo.siempre» Me consta que si se cambia mi nombre por el de cada uno también funciona. Creo que también funciona con los más alejados. ¡Ojalá se animasen a utilizarla y llegasen a ser ellos mismos!
Porque ¿Quién si no –como cantaba aquel– podrá sanar
su «corazón partío»? Sin pretender dar lecciones a nadie, lo que intento hacer
es imitar la pedagogía de Jesús, es decir, hacerme el encontradizo con
ellos –«cuerpo a cuerpo»–intentando escuchar sus inquietudes y miserias. También sus
anhelos e ilusiones. Acepto pasar por «cenutrio» o «ganapán» con tal de poner nombre a las heridas por las que sangra
su alma… Les invito a descubrir las cualidades que adornan su
corazón, recibidas como DON, a mirar más lejos, más alto, más adentro… a
vislumbrar ese «diamante en bruto» que espera
ser tallado para emerger como preciosa joya… Trato de resituar su vida dentro de una HISTORIA DE AMOR mayor que los
envuelve ¡Cómo me emociona descubrir su corazón en «ascuas»
cuando se sienten verdaderamente queridos tal como son, es decir, acogidos,
escuchados, respetados, aceptados, reconocidos…!
Sin embargo, hasta que no te permiten entrar en su casa, no pasas de ser alguien maravilloso
pero fugaz. Sólo cuando entras hasta la cocina, te sientas en la mesa y
compartes su pan llegas a ser verdaderamente
significativo en su vida. Es entonces cuando pueden descubrir que quien caminaba a su lado era Dios mismo
aunque pudiera tener mi rostro y mi nombre o el de su mejor amigo/a o
el de su chico/a del alma. Sólo cuando ÉL se hace TÚ… se produce una
misteriosa COMUNIÓN que se refleja en el
brillo de sus ojos. No falla. Es entonces cuando entienden lo que significa
vivir para los demás, desde Él.
Cuando uno se descubre amado y se sabe creado con un
corazón que sólo puede ser satisfecho por AQUEL que lo creó… se siente urgido a
comunicarlo a los demás. Y se erige en un verdadero «apóstol de calle» y lo comparte en comunidad con
otros jóvenes, creando un «microclima» (como
el oratorio de Don Bosco, las comunidades en Rasal) donde crecer y madurar como
persona. Hasta que un día se sienta con fuerzas para responder libremente a la
pregunta neurálgica de su vida: ¿desde dónde quieres, Señor,
que te ame, te siga o te sirva? Y haga su opción de vida.
Con mi afecto y bendición,
+ Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón
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