- ¿De verdad quieres venir Conmigo en la
Pasión?
- ¡Sí!
- Pues anda ven, que nos tocan las torturas de la injusticia
y por favor aguanta.
- Ufff… Pienso
despotricar y decir palabrotas.
- No, eso no vale, cópiame y suma la Corona junto a la Cruz que forman el “peso” de
tus pecados ¿Dispuesta a soportarte? Yo lo voy a hacer. Nos caeremos tres veces,
pero nos ayudarán…
- ¡Madre querida!... Tú llevas
más cruces a cuestas que yo; como para decirTe que no puedo tan solo con la
mía…
- ¡Vamos!, el camino es largo; verás a personas
que nos quiere muchísimo, sufrir por nosotros. Límpiate la cara con el paño que
nos dan y continúa.
- Es muy triste ver
su impotencia… Señor, estoy más veces en el suelo que TÚ, y mi cruz es de un metro…
¡Mira!, el cirineo viene para ayudarnos…
- Si no hicierais tantas barbaridades, esta
Pasión no habría existido… Pero aquí estoy para liberaros de tanto mal. Os amo demasiado.
- No sé qué decir,
y todavía quedan la Crucifixión y la Muerte... Tus heridas tan profundas son incomparables
a las mías ¿Qué puedo hacer por Ti?
- Aunque no conozcas aún “tu muerte”, solo te pido que
creas en Mí y cumplas. Mi Resurrección es la tuya. Ahora, vuelve a casa con tus
“padecimientos” a medida y recuerda que
te espero.
En aquél momento se
hizo invisible cerca de mí, pero me dejó
cosas tangibles: Su Evangelio para Hablar conmigo, su Cuerpo y el Perdón infinito en SU Iglesia.
Después… Me dará el
cielo, más real que yo ahora.
Emma Díez Lobo
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