Nadie te ama como Él
El Evangelio de hoy nos
ofrece la Última Cena, la Eucaristía celebrada por Jesús con sus Discípulos.
Hay un detalle que quiero señalar y que indica la solemnidad de la celebración
Eucarística.
En aquel tiempo las
casas de Jerusalén eran casi todas de una planta. Las pocas que tenían dos o
más, consideradas suntuosas, pertenecían a los ricos.
El Evangelio nos dice
que un amigo de Jesús había preparado la sala de la planta superior para la
celebración Eucarística. Digo esto porque hay quienes por ínfulas de pretendida
pobreza se desmarcan del criterio de Jesús menospreciando estancia, vasos
litúrgicos… etc. En fin no hagamos pobreza a costa de la Eucaristía sino en
persona propia.
Dicho esto incido en
estas palabras de Jesús: “Tomad y bebed, esta es mi Sangre derramada por
muchos". Desde los albores de la humanidad el hombre ha derramado la
sangre del hombre por diversas causas: Ambiciones, Sed de Dominio, Venganzas,
Odios, Envidias… y así hasta hoy. Jesús cambia por completo nuestra historia
nefasta derramando voluntariamente su sangre para nuestra regeneración... para
que seamos verdaderas personas y no chacales en permanente acoso.
Es muchísimo lo que
celebramos en la Eucaristía… hoy nos quedamos con la Nueva Creación germinada
por la Gracia de la Sangre derramada por El Señor Jesús: "Compraste con tu
sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación" (Ap 5, 9b).
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario