Partimos, como se parte
un pan esta profecía: "El que de entre vosotros tema al Señor, oiga la voz
de su Siervo, el que ande a oscuras y carezca de luz, confíe en el nombre de Yahvé,
que se apoye en Él” (Is 50,10).
Alentadora profecía
para aquellos que incluso a oscuras siguen buscando a Dios. Partimos estas
Palabras de Vida. Isaías habla del temor a Dios que apunta, bíblicamente, a la
íntima piedad filial con Él; un temor arropado por la Sabiduría (Pr 1,7).
Isaías invita a estos
que buscan a Dios a "escuchar la voz de su Siervo, el Mesías". Jesús
recoge esta profecía y de hecho comienza su Anuncio del Evangelio así:
"¡Convertíos y creed en el Evangelio!” (Mc 1,15), y así lo proclama porque
el Evangelio que anuncia nace de la Voz del Padre que resuena en su corazón (Jn
12,49).
Sí, es el Evangelio lo
que permite a los buscadores de Dios, encontrarle y por supuesto convertirse...
de corazón.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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