Nosotros con Dios somos UNO, lo ha dicho, lo ha dicho... ¡Mirad que suerte! Ya no somos “ciento y la madre” y UNO más; pues no, somos UNO y ya, pero con muchos corazones entre ellos el tuyo y el mío que intentamos tantas “cosas”...
¡Madre mía! Cómo si
nos hubiera tocado la lotería pero más alucinante y eterno; además la lotería no
te va a tocar pero el dedo de Dios sí, y cuando te toca ya estás metido en el UNO.
Esto tiene lo mejor
y lo peor; lo mejor, que ahí estamos deseando asemejarnos a Jesús y se nos quede
algo que ya es poner una pica en Flandes; y lo peor, que seremos atacados por
mil flancos, que no es que me importe mucho, pero crear envidia... ¡Pues no veo
otra razón para ser diana de algunos! Ni ponemos zancadillas, ni deseamos mal a
nadie, ni excluimos en nuestras oraciones a “bichos de dos patas”... Somos
geniales.
Ser cristiano es un
reto tremendo, además tienes que cortarte tantas veces que te pasas el día
contando del 1 al 10... No quedar por encima ya es algo grande.
En cuanto a la
persecución, se empieza a vislumbrar... De momento soy UNA con Dios, ¡Claro! lo digo ahora que no me quitan las uñas; a
saber qué sería de mí si lo hicieran... ¡Pufff!, con morfina como si me quitan
las orejas, pero a lo bestia... Es que eso duele mucho.
Espero muramos antes de que nos arrebaten de la UNIDAD
con Dios.
Emma Díez Lobo
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