Sabemos que las fatigas del alma que sufrió Jesús fueron incontables a lo largo de su vida. Nos fijamos en las que sufrió en el Huerto de los Olivos. Dice Mateo que Jesús empezó a sentir tristeza y angustia y que dijo a los suyos: "Mi alma está triste hasta el punto de morir" (Mt 26, 38). Angustias y abatimiento que le habían sido profetizados: "...Por las fatigas de su alma verá luz, se saciara... y justificara (salvará) a muchos...” (Is 53, 11). En su pozo sin fondo de sufrimientos, el Padre "confortó su alma" como se lo había prometido (Sl 23, 3…). Sí, su Padre fue su Buen Pastor que alentó su alma.
P. Antonio Pavía https://comunidadmariama.blogspot.com/
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