Me viene “el cuadro” de ese
día: Un cuarto a media luz, un velorio a mi derecha y familia compungida a
través del cristal que nos separa.
¡Qué no!, que no estoy ahí,
que estamos pululando alrededor deseando sepan que estamos vivos. Pero ¡Ni
caso! Y es que nadie nos puede ver con ojos humanos pero nuestros sentidos se
han vuelto extraordinarios.
Por un tiempo corto, creo, andaremos
por aquí y “después” ¡Al juicio particular!, que por cierto si aquí nos dan
pavor los tribunales...
- Que no mujer, que la cosa
no es así, nadie nos juzga excepto nosotros mismos ante “La blancura impoluta
del cielo”. Entonces “piti piti” nos vamos al purgatorio donde solo las
oraciones de la tierra nos limpiarán. Así que ya puedes ir ganando Indulgencias
o enseñas a rezar por ti, porque si no... ¡Ufff!
Pues el que no vaya a misa
que empiece que las penas del pecado perdonado,
son cuasi eternas. Un Capuchino, fallecido y aparecido al Padre Pío, dijo que 1
día terrestre era como “mil” en el purgatorio -le pedía una misa y San Pío tardó
1 día en celebrarla y ¡Claro!, el amigo Capuchino se enfadó ¡Jesús!!!-.
Puertas Santas, Rosarios, misas
y
nos libraremos de algunos “millones” de años por cumplir...
¡Preparémonos que la cosa es
seria a reventar!!!
Emma Diez Lobo
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