Y lo hace: Nace, nos enseña,
nos deja el perdón, Muere, Resucita, nos abre el cielo, nos hace sus hijos y se nos da a Sí Mismo en la Eucaristía... Ya no puede hacer más, lo tenemos todo.
Pero fijaros si nos conoce
que habiéndonos dado todo, sabe que debe
regresar y será la última vez ¡Con razón! ¿Alguien lo duda? Pues se lo dijo
a Juan (Ap 22,8-21) y a Pedro (3,1-13). Y
lo Escrito se cumple en toda su magnitud.
Qué triste que las mentes no
recapaciten ¡Ojalá y lo hicieran!, llevamos muchísimos años deseando un poco de
coherencia mundial... Malditos los que consigo arrastran al infierno y los que amenazan
con destruir la tierra.
Por las noches miro al cielo
a ver si se pone colorado, del color del fuego -no de arena del desierto- con
grandes estruendos y extrañas tormentas. Gracias a los que rezan porque aún hay
tiempo, pero su Venida es CIERTA.
Y como es cierta, no sé cómo
adecuar el Apocalipsis a los tiempos venideros -todo está fatal- pero lo de las
ventanas cerradas, los días de oscuridad, las velas y los “anticristos” con
nombre y apellido, me cuadra; en cambio lo de los caballos de colores, los jinetes
y los bichos con cuernos... Es que no se me ocurre.
¡Qué
miedo!!!
Emma
Díez Lobo
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