El autor del
Génesis, inspirado por Dios nos narra así el inicio de la creación: "La
tierra era caos, confusión y oscuridad por encima del abismo... Dijo Dios,
hagamos la luz..." (Gen 1,3).
Con la Fuerza de su Palabra Dios comenzó a
crear el mundo. Sabemos que Dios escogió a Israel, testigo del poder de su
Palabra, y que suscitó en sus profetas la promesa de una nueva creación. Veamos,
por ejemplo: "He aquí que yo creo cielos nuevos y nueva tierra" (Is
65,17).
Dios inicio está
nueva creación en la encarnación, muerte y resurrección de su Hijo. Fijamos
nuestra atención en el Calvario en el que se atisban los primeros resplandores
de la nueva creación de Dios y constatamos asombrados el paralelismo entre lo
que nos dice el autor del Génesis y lo que rodeó la crucifixión de Jesús. El
caos más absoluto se apoderó de Israel hasta el punto de condenar al Mesías por
quién tanto suspiraban y le condenaron por blasfemo... ¡Al Hijo de Dios! En vez
de reconocerle le consideraron como la escoria del Pueblo Santo: He ahí el caos
más absoluto; al caos le acompañó la oscuridad y la confusión provocados por un
eclipse (Mt 27,45).
Por último, al
"Hagamos la luz " de la primera creación se escucharon estás palabras
del Crucificado: ¡Padre, perdóneles porque no saben lo que hacen! y… ¡En tus
manos encomiendo mi Espíritu! En su resurrección Jesús dio comienzo a la
creación del Hombre nuevo, rescatado por Él.
El Hombre Nuevo del que nos habla Pablo (Ef.
4,23-24). Estos Hombres Nuevos mueren elevando a Dios las mismas palabras de su
Maestro y Buen Pastor: ¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu!
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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