No hay duda de
que la muerte nos marca profundamente sobre todo a quienes ajenos a toda
transcendencia ven en ella el final de su existencia; de ser así nuestra vida
viene a ser un fraude. La Buena Noticia es que Jesús venció a la muerte,
también la nuestra como dice Pablo (1 Co 15,26).
De todas formas,
memorizar citas del Evangelio que afirman que Jesús nos da la Vida Eterna no es
suficiente para afrontar el abismo de la inevitable muerte y entonces...
¿Cómo podremos
afrontar la incertidumbre del más allá? Respondemos: Hemos de hacer a lo largo
de nuestra existencia la experiencia de caminar por nuestros valles de
tinieblas de la mano de Jesús, nuestro Buen Pastor como nos dice el salmista
(Sl 23,4). Los discípulos de Jesús hacemos la experiencia de franquear
distintos valles de tinieblas: humillaciones, pruebas, noches oscuras... de la
mano de Jesús, que nos preparan interiormente para atravesar con Él el último
de los valles: el abismo de la muerte. Sabemos entonces adónde vamos... y con
Quién.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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