Negar el pecado es negar a Dios; asumirlo es tener la opción de salvarte.
¿Qué no? Si esto no fuera
así, el diablo no existiría, el purgatorio -fuego de expiación- sería un cuento
y el infierno, una mentira. Pero resulta que todo es verdad, que Satán
es nombrado en el Antiguo y Nuevo Testamento; que San Pablo habla en “1 Corintios”
de
la purificación del alma (purgatorio); y que Santos han visto el infierno.
El pecado y la falta de Fe han
sido la causa de tremendos acontecimientos en la historia, solo el “corazón” humano
pudo haberlo evitado.
¡Cuántos se creen con
derecho a ejercer el mal! Ya no distinguen... Como decía San Bernardo “Maestros
de sí mismos, discípulos de necios”. Aquél que no supiera por qué Dios
tuvo que venir, ya lo sabe.
En cada esquina, un “ángel
caído”, en cada Rosario una letanía que los aparta ¡Ay del que no rece!!!
Y algunos dicen que “esas
cosas” son invenciones necesarias, que Jesús era extraterrestre; pues a estos
les diría que ningún ser de otro planeta se le hubiera ocurrido aterrizar aquí para
morir por placer. Se oye cada tontería... Y por cierto, lo que haya en otros
mundos, es asunto del Creador. Él es
el Alfa y el Omega.
Dios
y el demonio son la
razón por la que al hombre siempre le tocará jugar con la virtud o la
tentación. Tenemos Santos y mártires
¿No?, pues más claro...
Amigo, si niegas el Evangelio Escrito para ti, te arrepentirás...
Emma Diez Lobo
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