…A callar si la caridad va
a quedar dañada si hablo.
…A no hablar mal de nadie,
…A callar siempre que el
hablar sólo traiga crítica destructiva, vergüenza o difamación del hermano.
…A llevarme unos
Enséñame:
…A callar lo negativo, lo
malo, lo que avergüenza al hermano si hablando falto a la caridad y no defiendo
cuantos secretos a la tumba.
…A no callar cuando mi
silencio sea una fraternal reprensión, una disconformidad con lo incorrecto, lo
deshonesto o difamatorio que se está diciendo.
la justicia o al inocente.
…El silencio de la
aceptación interior sin rebelión interior y en la paz del corazón.
A callar, a sufrir, a amar y
aceptar en el silencio que se confía en Dios.
Enséñame:
…A orar en lo escondido, a
dar limosna en lo oculto, a vivir santamente en el decoro del silencio del
corazón.
…A caminar entre silencios,
aunque no a solas, sino acompañado del Señor y de los hermanos.
Que no olvide nunca que a
Dios se va por el hermano. Enséñame a hacer silencio exterior, pero, sobre
todo, el silencio interior de pensamientos inútiles, ilusiones imaginarias,
deseos irrealizables, preocupaciones y agobios excesivos.
Enséñame:
…A cultivar el silencio,
fuente de inmensas energías y ambiente necesario para las más arriesgadas
decisiones.
…El silencio para
entenderme a mí.
…El silencio para poder
escuchar y entender al hermano.
…El silencio, los
desiertos, las pobladas soledades donde únicamente me puedo encontrar con Dios
y “conocer a Dios”.
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