Dicen que cuando
Miguel Ángel mostró a sus amigos su obra maestra: La Pietá, se quedaron
extasiados ante la belleza de los rasgos de María y de Jesús yacente en su
regazo. Miguel Ángel entonces les dijo que todo bloque de mármol contiene en su
interior una obra de Dios maestra, a la que se da forma esculpiendo el bloque
lentamente; con mimo y perseverancia.
Pues bien; todos
somos portadores de la Belleza de Dios en nuestro interior, es esa Belleza que
podríamos llamar "el algo de Dios", que reposa en nuestras entrañas:
nuestra alma creada a su imagen y semejanza. Debemos de esculpir nuestro ser de
piedra cuyo centro es nuestro corazón rocoso como dice Ezequiel (Ez 36,26).
Nos preguntamos
qué hemos de hacer para salga a la luz el esplendor y la belleza de Dios que
late en nuestras almas. La respuesta la tenemos en el Evangelio.
Recordemos aquel
pasaje en el que Pedro inspirado por el Espíritu Santo le dijo a Jesús:
"Tú tienes palabras de vida eterna". He ahí el secreto, el camino a
seguir: escuchar el Evangelio, acogerlo amorosamente como María, abrazarnos a
sus palabras de vida eterna a fin de que esculpan nuestras interioridades.
Lentamente
nuestras almas reflejarán al exterior el esplendor de su gloria porque el
Espíritu de Dios viviente en ellas las colma con su Luz Eterna.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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