lunes, 2 de mayo de 2022

TU ME LLAMASTE SEÑOR

 

 Jesús, no sé qué vistes en mí. Un día fijaste tu mirada en mis ojos, como a Pedro (Jn 1,42) y me llamaste para estar contigo (Mc 3,14...).

 Al principio no me lo podía creer, todo mi ser exultaba de gozo, cada paso que daba a tu lado era un latido de pasión por ti. Sin embargo, un día cruzaste la Puerta de la Vida: el Calvario y tembloroso me eche atrás. Saliste a buscarme hasta encontrarme. Estaba tan herido que me cargaste sobre tus hombros; entonces conocí tu Amor por mí. Me apretaste contra tu pecho y con un cariño desconocido para el mundo me hablaste así al oído: "Si te mantienes en mi Palabra, llegarás a ser mi discípulo" (Jn 8,31-32). La Libertad y la Verdad serán mi Fuerza en ti y con ella darás el fruto que agrada a mi Padre (Jn 15,8).

 Con el corazón estremecido, escribirás en las telas de tu alma tu amor indeleble por mi porque ya sabes que mi Padre me envió al mundo como el Buen Pastor que da su Vida para que todo el que se deje guiar por mi tenga vida en abundancia, eterna (Jn 10,11-12).

 Jesús, ahora también sé que "ningún sufrimiento, ni angustia ni persecución... me podrá separar de ti" (Rm 8,35). Me llamaste Señor, me resistí, me buscaste con tanto amor que me rendí y te dije: ¡Aquí estoy!

 

P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

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