Católico, Apostólico y Romano: Gracia, Grandeza y... No sé cómo
explicarlo porque no es fácil encontrar un católico.
No por bautizado, por hacer la
Comunión, por… se es católico. ¡NO!, esas
tres palabras necesitan un compromiso diario con el Evangelio.
Alguien me decía: Mi Evangelio es no
hacer mal a nadie… Ahí termina su catolicismo. Otro me contaba: Yo soy católico
pero no comulgo con muchas cosas de la iglesia; los Evangelios fueron escritos
por hombres… Tengo mis propias ideas. Con una sola gota de la sangre de Jesús
ya estamos todos perdonados… Ahí termina su catolicismo.
Así uno y otro sin reparar en el
significado de esas tres Palabras. ¿Leer o escuchar el Evangelio? Ya les
contaron cuando eran niños, no hace falta nada más… No hay que matar, ni hacer
daño al prójimo a no ser que lo hagan a tus hijos o a ti… Ahí termina su
catolicismo.
Ser
Católico es creer en el
Evangelio sin poner en duda la Palabra de Cristo, aunque no estemos en el año 0
en Tierra Santa.
Ser
Apostólico es creer en la
Palabra de Dios puesta en boca de su Hijo Jesús, escrita y trasmitida por sus Apóstoles.
Hoy, por sus Consagrados y discípulos.
Ser
Romano es creer en la Cabeza de la Iglesia de Cristo: “Pedro,
sobre ti edificaré mi Iglesia” y mártir en Roma, Roma es Sede Papal.
Si estas tres palabras no se
entendieran así, nuestra catolicidad no tiene base alguna por muy bautizados
que estemos; sólo depende de ti y de mí ser reconocidos ante Dios en el día del
juicio y, más aún habiendo sido Bautizados en su Nombre.
Su Palabra ni se juzga, ni se cuestiona
ni se discute, simplemente se obedece.
Pidamos Fe, Sabiduría y Confesión
(Misericordia infinita) para ser un VERDADERO CATÓLICO, APOSTÓLICO Y ROMANO. Hay
muchos hijos perdidos bautizados.
Emma Díez Lobo
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