Hoy sondeamos el corazón
del autor del Salmo 73. Empieza diciendo: ¡Qué bueno es El Señor para los
limpios de corazón! Limpios de corazón son los que no lo tienen salpicado con
la sangre de aquellos de quienes murmuraron, calumniaron, de aquellos a
quienes ofendieron y no les han pedido perdón... etc.
El salmista proclama que
Dios vuelca enternecido su amor con los que así limpian su corazón. Sin embargo
siguiendo el Salmo percibimos una desazón en el salmista al constatar que esto
de tener limpio el corazón no importa a casi nadie… que incluso los que
presumen de ser hijos de Abraham y por lo tanto elegidos de Dios, más allá de
cumplir con unos cultos y rezos, no cuidan su saneamiento interior al igual que
los no creyentes.
Dios ilumina a este fiel
israelita y haciéndole ver que a Él no se le escapa nada y por lo tanto que no
piense que su empeño de limpiar, día tras día su corazón, le pasa inadvertido.
Es tal el consuelo de este hombre que traspuesto por tanto amor que Dios
despliega sobre todo su ser, que abriéndonos su alma escribe, corona el Salmo
con estas palabras: "Para mí, mi bien es estar junto a Dios, hacer del
Señor mi refugio y contar todas tus acciones en las puertas de Jerusalén"
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario