Y nos hemos salvado de las garras del maligno
¡Qué regalo vivir después de Cristo!, pues los que antes “se marcharon” han
tenido que esperar hasta ese día de Gloria para ir al cielo. Por cierto, cuando
me vaya de aquí me gustaría saber dónde estuvieron si se puede hablar con ellos
¡Claro!
Sé que Dios hace miles de años, se
llevó a algún Ungido al Paraíso aunque el cielo estuviera cerrado; hoy, todos
tenemos la misma oportunidad.
No somos Elías, ni Moisés, ni
Bernadette ni... Solo sé que Dios no se hizo Hombre por ellos, sino por
nosotros, los infames, los frágiles, los “cara común”, y no es que ahora seamos
una maravilla, ni mucho menos, pero podemos pedir perdón, vivir en gracia y
volver a Dios tantas veces como caigamos. Yo, sí veo que hay una diferencia
brutal entre los que desean salvarse y a los que les da completamente igual... Es
como si fuéramos semáforos ¡Anda que no se nota!
Después de varias alianzas de Dios con
el hombre, la última fue el día que entregó la vida de su Hijo por nosotros.
Desde entonces ya no se nos pide blandir la espada contra los “filisteos” sino
con la palabra y la oración; que aguantes, confíes y continúes... Así lo hizo Él
y así debemos hacer si queremos resucitar, y si no queremos, te cierra la
puerta y ¡Ya!
Y ya te vas corriendo a otro sitio, pero
horroroso...
Emma Díez Lobo
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