Ábrenos a Ti, Señor
Hoy vemos a los dos de
Emaús volviendo a paso ligero a Jerusalén.
Jesús, el Buen Pastor
se ha encontrado con ellos y necesitan compartir con los demás discípulos está
Buena Noticia. Esto nos da pie para hablar de algo que es de capital
importancia o más aún la razón de ser de toda comunidad cristiana
apuntando ya su esencia: la comunidad cristiana es creada por la Palabra.
Fundamentamos este
reconfortante postulado. La mayoría de los biblistas, ya desde la
antigüedad, inciden en que Jesús no celebró la Eucaristía con los discípulos de
Emaús sino que les partió la Palabra prendiendo en sus corazones el Fuego de
Dios que surge de Ella. Es así como tenemos acceso a la comprensión del
Misterio de Dios inaccesible a la mente desnuda, sin más. Cuando sentados a la
mesa les partió el pan… les estaba dando el Pan de Vida que Jesús antepuso al
pan material al decir a Satanás: "No solo de pan vive el hombre sino de
toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4,4).
Recordemos el
testimonio de los dos de Emaús: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en
el camino y nos interpretaba las Escrituras? (Lc 24,32). A continuación dice
Lucas que fueron al encuentro de los demás discípulos para compartir con ellos
la Buena Noticia, el Fuego que Jesús Resucitado encendió en sus corazones
conforme les iba partiendo sus palabras. La Palabra hecha Fuego en el corazón y
así, como Fuego, compartida es lo que crea la comunión en una Comunidad
llevándola a su mayoría de edad, es decir al Discipulado adulto.
Consciente de que la
Palabra es la creadora de la comunión en la comunidad cristiana, Pablo hace
esta exhortación a los discípulos de Colosas: "Que la palabra de Cristo
habite entre vosotros en toda su riqueza, enseñaos mutuamente,
amonestaos..." (Col 3, 16)
P. Antonio Pavía -
comunidadmariamadreapostoles.com
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