Había
que decirles: ¡Menos lobos caperucitas…”! y a las gentes que les siguen, advertirles:
“Ojo
qué vais detrás de Amelín, hacia el precipicio”. Hay oídos que ¡válgame Dios!, todo, menos música celestial.
Pues
ahí los tenemos, siguiendo a una panda raros del color de la casulla del
sacerdote en Cuaresma.
Tal vez sea eso la piel del lobo… Pues a ver si “los que
van delante con flauta” se
dan cuenta y cambian su color morado por el marrón… Jajajaja lo que estoy
pensando, ¡Eh!, que también es el color de la tierra mojada del desierto…
A
mí me da que a “estos raros”, hay que darles agua para que se refresquen y
vuelvan a la civilización. No están bien, los pobres no saben, no conocen,
ignoran y tienen sed de Poder, ofrecido desde dónde se arrastran las serpientes…
¡Ah, ah!, y lo peor, el alma se les está ennegreciendo por momentos y esto ¡Sí
que no!
Es
que los rostros, por eso lo digo, son el espejo del alma y tienen unas caras…
¡Ufff que feos!
Pidamos
a Dios porque no sean tan feos, no caigan al precipicio por resbalón y menos
aún, hagan caer a inocentes. Ya, me dan lástima (unos por “feos”, otros por
ignorantes).
Jesús,
no somos “Faustinas Kowalskas”, pero porfa, no nos abandones pase lo que pase.
Te prometemos rezar por ellos. Chissssss, muy bajito… Para que vayan de las
Alcaldías.
Emma
Díez Lobo
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