En el martirio del Padre
Jacques Hamel
Todo asesinato es abominable, venga de quien venga,
y sea a la persona que sea. Pero llama la atención que, cuando recientemente se
produjeron los ataques al periódico Charly Ebdo, todo el mundo salió a la calle
diciendo: “Yo también soy Charly”.
Ahora se produce este vil asesinato y aún estoy
esperando que haya una manifestación similar. Nos contentamos con dar la
noticia periodística, aunque las redes sociales sí han comentado el ruin
acontecimiento.
Y me pregunto:
¿Es que la vida de un sacerdote vale menos que la
de cualquier otra persona?
¿Es que el trabajo de un determinado periódico, es
más honorable que el trabajo ministerial, actuando como representante de la
Iglesia de Dios?
¿No será que no valoramos como “trabajo” el que
tantos y tantos sacerdotes, religiosos y misioneros, así como seglares
comprometidos, dejen su vida para ganar
la Vida? El mundo ha perdido el norte; Europa ha perdido sus raíces cristianas.
Dios ha recompensado al padre Jacques con la corona
del martirio. Él sabe el fruto que esto dará en la Iglesia, ya repleta de
mártires.
Y me sale del alma rezar: “…Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte…”
(Canto del Benedictus, Lc 1, 68-79)
¡Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen! (Lc 23,34)
Tomas
Cremades Moreno
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