miércoles, 13 de julio de 2016

La alegría de estar




A medida que van pasando los años, voy cayendo más en cuenta de lo que no es oración. No es pensar, no es tener grandes sentimientos, ni experiencias místicas… aunque a veces sea algo de eso. Últimamente para mí en la oración cobra mucha fuerza simplemente el ESTAR. Y me viene a la cabeza el emotivo cuento de LA SILLA VACÍA que muchos conoceréis

 “José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas… te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente de ti, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado hacerlo pues Él nos dijo: “Yo estaré siempre con vosotros” Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo.

Así lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija pues me internaría de inmediato en un Psiquiátrico.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo.”

Conversar con Dios, sencillamente. Estar con fe y amor. Con un Tú familiar, amigo, pero también el Otro, siempre mayor que yo, que me sostiene, que me acompaña y me recrea continuamente, me escucha, me acoge como soy… y conversar de todo lo que llevo entre manos y en el corazón. Aunque dudemos de que nos escuche, Él lo hace, porque es un Dios comprometido con la suerte de sus hijos.

Algo así nos dice Mt 6,6: “Cuando vayas a rezar, entra en tu habitación y ora a tu Padre que ve en lo escondido”. Si sale hablar con él habla, si sale callar, calla, si gritar angustiada, grita… es orar con el sentimiento de UNA PRESENCIA VIVA. Estar. Como nos sale de dentro cuando estamos con alguien que nos quiere. No hace falta hacer grandes cosas, se está bien, solo estando. ¿O es que me pasa solo a mí?



No hay comentarios:

Publicar un comentario