El
evangelista san Mateo en 20,21 nos da una pista de lo que no es la oración de
petición.
La
madre de los Zebedeos le dice a Jesús: “Ordena…”
Primeramente el uso de este verbo, y no digamos el modo imperativo, ya nos indica
que vamos por mal camino. La oración es una súplica con humildad. Ni se le
puede ordenar al que le pedimos, ni le podemos decir que ordene lo que el
suplicante pretende alcanzar. Tampoco me parece que se deben pedir cosas
excesivamente grandiosas: “…se sienten en
tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. Enseguida Jesús corta
por lo sano y sin rodeos le impone la realidad: “No sabéis lo que pedís”.
La
oración debe ser una súplica no una orden; una súplica, que como indica el propio
significado del vocablo, debe ser con humildad y sumisión. No podemos pedir con
autoritarismo porque lo más probable es que pronto, como es el caso, obtengamos
la negativa y el efecto contrario al pretendido. Con humildad y sumisión para
causar en el interior del destinatario, Dios nuestro Padre, la verdadera
sensación de necesidad, igual que ocurre en cualquier petición en la vida
terrenal. Nuestra condición de demandante debe prescindir de cualquier atisbo
de altanería; si verdaderamente tengo necesidad de algo, tengo que trasmitir
dicha necesidad, no que parezca que es un capricho. Nuestra actitud tiene que
transmitir a la vez que nuestras palabras la verdadera necesidad que
solicitamos.
Lógicamente
tampoco podemos pedir cosas que no vengan al caso, cosas que superen con exceso
la necesidad, cosas que sean superfluas. El mendigo que pide en la calle pide
para comer no para tomarse una cerveza, aunque él es digno de dicho capricho,
ya que el fruto no será el mismo. Así no podemos pedirle a Dios o a su
Santísima Madre cosas de las que podemos
prescindir o que escapan a nuestra capacidad del verdadero sentido de la razón.
Además
de enseñarnos implícitamente con el Padre Nuestro, el mismo Jesús nos dio otra
pista, en otra ocasión, cuando dijo: “Pedid
y se os dará”.
Así
que lo debemos tener claro: pedir lo razonable con insistencia, con cordura y
sensatez, con buen razonamiento, pero sin exigencias.
Pedro José Martínez Caparrós
No hay comentarios:
Publicar un comentario