“Me he hecho el
encontradizo de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar por quienes
no me buscaban. Dije: Aquí estoy, aquí estoy…" (Is 65,1) Es impresionante
la forma de ser y amar de Dios.
Se hace presente sobretodo en tiempo de
abatimiento incluso a los que han pasado de Él. Mi mente se traslada a
tantísimos hospitales en los que están ingresados decenas y decenas de miles de
enfermos a causa de la epidemia que nos invade. Por sus pasillos, salas y
habitaciones se mueven multitud de Capellanes… ellos son Él!. Aquí estoy de
Dios para los enfermos; con su presencia y por lo que son avivan "la mecha
humeante" (Is 42,3) de los postrados por la enfermedad. Pienso
también en tantos sanitarios que se acercan a aquel anciano solitario a quien
coge su mano; sin saberlo también ellos son el Aquí estoy de Dios con estos moribundos.
El Aquí estoy de Dios,
más común, el de cada día, acontece cuando alguien coge su Biblia y paladea un Salmo,
un texto de los profetas, un pasaje del Evangelio...etc, para hablar con Dios. Entonces
Dios se acomoda junto a él y le dice: Aquí estoy, hablemos de nuestras cosas...
las del alma.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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