- Aquí
estoy
- Ya, pero dime y
que yo te oiga ¿vale?
- ¿Me
vas a contar que muchos de mis hijos no verán el cielo?
- Pues sí y que no tenemos
a quien nos perdone en tu Nombre. Dime ¿qué hacemos?, no siempre hay sacerdotes
en momentos clave. Esto es muy peligroso ¿no?
- No
vivas angustiada, el juicio es más justo y verdadero que el cielo que te rodea.
Hay perdón espiritual, indulgencia espiritual, misericordia espiritual, para
aquellos que vivan en Mí.
- Uffff qué peso me
quitas pero me duelen los que en el último segundo de sus vidas -la gran
oportunidad- se van sin Ti.
- Yo no
obligo a nadie a que me Gloríe ni a que me Ame. Os dejé mi Palabra. Recuerda
que os hice libres y libres os vais.
- Y tan “libres” Señor,
tanto que ya ni el pecado es pecado… ¿No lo ves en la TV?
- Lo veo,
han llegado a creer que la vida se acaba en la tierra… Así os va…
- ¡Horroroso!,
Madre mía en que hemos convertido el mundo… Dime cómo salvar un alma y lo haré.
- Difunde
el Evangelio, reza con Fe y deja de pensar en las almas que se fueron sin Mí; mira
por las que aún permanecen, incluso la tuya y, por los que creyeron en mi
Misericordia.
- ¡Gracias Jesús!
Pido a nuestra Madre que conceda ese segundo de cordura a ése hijo incrédulo y
moribundo.
Emma Díez Lobo
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