Cuando llegue a tus manos «Iglesia en Aragón», que puntual y diligentemente
reparte cada semana una «patrulla de mensajeros» anónimos, auténticos
«sembradores de esperanza» en nuestra Diócesis, estaremos a las
puertas del GRAN ACONTECIMIENTO, la Encarnación del
Hijo de Dios.
Dios en persona quiere ser tu huésped. Busca corazones para «habitar».
Después de un breve tiempo de preparación durante el adviento, con
alegría contenida, estamos expectantes ante su venida. De la mano del profeta Isaías, atónitos y desconcertados,
hemos experimentado el paso salvador de Dios en nuestras vidas; de la mano de Juan el Bautista, hemos constatado
que la conversión (cambio de chip) es el mejor atajo para llegar a Dios;
y de la mano de María, barruntamos que algo grande
se está gestando en nuestro interior… Dios, en persona, quiere «implicarte»
en su proyecto liberador de la humanidad. Y con su venida, obrar en
ti su «re-creación» personal y social.
Cuando lo más
fácil era tener miedo, María supo confiarse a Dios; cuando lo más fácil
era desentenderse, María se comprometió por la causa de los hombres
más desfavorecidos; cuando lo más fácil era aceptar la infecundidad
de nuestra vida, María nos mostró cómo hacer germinar en nuestros corazones
la GRACIA de Dios. Con su sí, María devolvió al mundo y a los hombres la alegría
y la esperanza que habían perdido.
Gracias por
aceptar ser «la estrella del belén» que orienta y conduce a todos los
hombres hasta Dios. Gracias por regalarte, por hacer de tu vida un verdadero
don para los más necesitados. Gracias por ofrecer tu valioso tiempo,
tus múltiples cualidades, tu propia vida para que todos tengamos más
vida, más libertad, mayor plenitud de sentido. Gracias también por tu
donativo solidario. Perdona mi osadía si me atrevo a «provocarte»
sugiriéndote que cada día, como «caricia de Dios», introduzcas en tu
«hucha solidaria», unos céntimos destinados a las personas que la sociedad
«descarta» o «ignora». Sólo con 0,50 € diarios, podrías desgravar, si
lo deseas, hasta el 75%. Pero, más allá de lo que te ahorres, lo más importante
es PREVER (fidelizar) la ayuda que tendríamos que ofrecer a nuestros
pobres y no tener que depender de las subvenciones que los «poderes públicos»
otorgan en función de sus criterios. Con los céntimos que echan la mayoría
de nuestros mayores en el cepillo o algunos «billetes azules» de los
más pudientes, la cuota de socio, los donativos o los legados que vamos
recibiendo… podríamos sostener a los que la sociedad excluye. El milagro
está en que muchos pocos hacen más que pocos muchos. Hazte socio de Cáritas.
«¡Sé parte de este compromiso en la Diócesis!».
Abre bien tus
ojos. Descubre a Dios en la hermosa naturaleza de esta tierra, entre
su gente noble y sencilla, en su historia, en los acontecimientos humildes
de la vida de nuestro pueblo recio y generoso. Descúbrele en tu familia.
En tu parroquia, en las personas más cercanas que colaboran contigo,
en tus sacerdotes, consagrados/as, monjes y monjas de clausura, en tantos
seglares que conforman las comunidades parroquiales, catequistas,
voluntarios, animadores de la comunidad, agentes de pastoral, grupos
apostólicos, movimientos, cofradías… que prestan un SERVICIO inestimable
en nuestra Diócesis. Descúbrele en tu trabajo que ilumina y llena de
sentido tu vida… Descúbrele en tus vecinos, en tus paisanos y amigos.
También en los más pobres y desheredados, en los enfermos, en los que
no tienen un trabajo digno, en las mujeres maltratadas, en los ancianos
que están solos, en los jóvenes abandonados a su propia suerte, en los
niños… que tantas veces han perdido su verdadero rostro y dignidad.
¡Enciende
esta noche tu estrella e ilumina el corazón de tu hogar, de tu vecindad,
de tu pueblo, de tu parroquia, de tu diócesis, de la humanidad! ¡Conviértete
en bálsamo de todas aquellas personas que te encuentres heridas, rotas,
perdidas, vacías, desilusionadas…! Regálales al Dios que ha nacido
en tus entrañas. Serán las navidades más alegres y fecundas
de tu vida.
Con mi afecto
y bendición ¡Feliz navidad para todos…!
+ Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón
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