En esta expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo se inspira el
mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma. Con ella Jesús anuncia
una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrase
la comunidad de los fieles. En situaciones difíciles, habrá profetas
que engañarán a mucha gente, amenazando con apagar la caridad en los
corazones. Y si se apaga la caridad, queda destruido el centro del Evangelio.
El Papa nos invita en esta Cuaresma a preguntarnos qué formas asumen
los falsos profetas de hoy. Y él va señalando a tantos que, como encantadores
de serpientes, se aprovechan de las personas para esclavizarlas y llevarlas
adonde ellos quieren. Estos falsos profetas presentan el mal como
bien y lo falso como verdadero para confundir el corazón del hombre.
Los mensajes de los falsos profetas de hoy llegan directamente a
cada uno de nosotros. Y el Papa nos dice que estamos llamados a discernir
y auscultar nuestro corazón para conocer en qué medida estamos
amenazados por estas mentiras.
De forma explícita, el Papa nos pide que nos preguntemos : “ ¿ Cómo
se enfría en nosotros la caridad? Cuáles son las señales que nos indican
que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros? “.
Lo que apaga la caridad es sobre todo la avidez por el dinero y el
rechazo de Dios. Y de aquí se va generando una espiral de violencia
que dirigimos contra aquellos que consideramos una amenaza para
nuestras certezas y que llegan a afectar a la misma creación.
El amor se enfría también en nuestras parroquias y comunidades. Y
sus pastores tienen la misión de detectar y corregir las señales
de esta falta de amor. La “Evangelii gaudium” describe estas señales
con gran realismo y precisión ( E.G.,76ss).
La Iglesia en este tiempo de Cuaresma nos dice lo que podemos hacer
para que nuestro corazón no siga enfriándose y que no se apague nuestra
caridad. Y ella, como madre y maestra, nos ofrece el dulce remedio
de la oración, de la limosna y del ayuno, signos y medios singulares
de la conversión.
Emprendamos, pues, todos los fieles de nuestra Diócesis el camino
de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Cuidemos
con fidelidad el pábilo vacilante y que la antorcha de la caridad
ilumine el camino de nuestra conversión.
Miremos ya desde ahora a la noche de Pascua en la que encenderemos
el cirio pascual con la luz que proviene del fuego nuevo que poco a
poco irá disipando la oscuridad y nos alumbrará con la luz
de Cristo Resucitado.
Así pues, unidos en el camino cuaresmal, preparémonos para celebrar
unidos la alegría de la Pascua.
+ Luis Quinteiro
Fiuza
Obispo de Tui-Vigo
Obispo de Tui-Vigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario