“Para entrar en el Reino de los Cielos, déjate
sorprender por Dios”, expresó el papa Francisco durante la audiencia general
del miércoles 15 de noviembre de 2017 en la Plaza de San Pedro ante 12.000
fieles y peregrinos.
El Papa
reflexionó sobre otro aspecto de la Eucaristía, que es la oración.
“En nuestra relación con el Señor, en la oración, ¿estamos asombrados
o pensamos que orar es hablar a Dios como hacen los papagayos? ¡No, es
confiarse, abrir el corazón para dejarse maravillar!”, dijo.
El Obispo de
Roma ha iniciado un nuevo ciclo de catequesis sobre la Eucaristía, esta es la
segunda audiencia en esta línea.
“Rezar es ante
todo un diálogo, una relación personal. El hombre ha sido creado para este
encuentro con Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, relación perfecta de
amor y unidad”, manifestó.
La oración y la
Eucaristía ha sido definida como un “momento privilegiado de unión con Dios y
los hermanos”.
Padre
“Jesús –
continuó – enseña a sus discípulos a rezar con la oración del “Padre nuestro” y
con ella los introduce en el diálogo sincero y sencillo con Dios,
animándolos a ir creando en ellos una conciencia filial (de hijos), sabiendo
decir “Padre”.
Así como hacía
Jesús, el Papa indicó que la primera cosa necesaria en la oración es
saber decir: ‘Padre’. “¡Tengamos cuidado! Si yo no soy capaz de decir:
¡Padre! Entonces, no soy capaz de rezar. Es así de simple. Tenemos que aprender
a decir: ¡Padre!”.
“Pero, para
aprender (a orar), debemos reconocer humildemente que debemos ser instruidos y
decir con sencillez: ¡Enséñame a orar, Señor!”.
Silencio
El Pontífice
lamentó que haya gente que va a Misa para conversar: “Orar, como cualquier
diálogo real, es también saber permanecer en silencio, en silencio
con Jesús”.
“Cuando
nosotros vamos a la Misa, de pronto llegamos 5 minutos antes, y comenzamos
a chismorrear con el que está al lado mío. Pero, no es el
momento de conversar. Es el momento del silencio para
prepararnos al diálogo” con Dios.
Francisco
indicó la oración como tiempo de recogimiento del corazón para “prepararse al
encuentro de Jesús”.
Francisco
recordó la catequesis de la semana pasada: “No vamos a un espectáculo”.
En esa ocasión, se manifestó molesto por el uso de celulares durante la
Eucaristía, incluso en manos de sacerdotes, obispos y fieles.
“El silencio
nos prepara y nos acompaña” para el encuentro con el Señor. “Del misterioso
silencio de Dios viene su Palabra que resuena en nuestro corazón”.
La plegaria
como un “dialogar en silencio”, y para ello aseguró que “debemos tener la
humildad de reconocernos pequeños, como el niño en brazos de su padre,
confiando que todo lo recibimos de sus manos amorosas”.
Asombro
“Además, se
necesita esa capacidad de asombro, como la tienen los más pequeños,
para reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas, que nos llena de alegría
y esperanza para comenzar de nuevo”.
¿Nos dejamos
sorprender por Dios?” Porque el encuentro con el Señor es
siempre un encuentro vivo”.
El Papa
insistió que Dios “nos ama a pesar de nuestras debilidades”. Jesús “encuentra nuestra
fragilidad y la sana, para devolvernos a la unidad originaria de lo que somos:
hijos de Dios”.
Por último,
saludó a los peregrinos de lengua española, en particular a la
tripulación del Buque Cantabria que presta su servicio en el Mediterráneo en favor
de los inmigrantes.
“Los animo a
acercarse a la Eucaristía para estar con el Señor, para sentarse a su lado y
compartir con Él nuestra vida, escuchando su Palabra que hace arder nuestro
corazón”, dijo el Papa a los fieles y peregrinos de los grupos provenientes de
España y Latinoamérica.
La audiencia
general fue animada con las melodías internacionales de la banda musical de
Raggio Calabria, sur de Italia.
Además, en
ocasión de la Jornada Mundial del diabetes que se celebró este 14 de noviembre,
el Papa saludó hoy a 800 niños que sufren de diabetes de tipo 1, igualmente
hizo con los voluntarios y los padres de familia de la Coordinación italiana
que asiste a estos menores.
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