- Supongo que es algo que no puedes
resolver ¿Me equivoco?
- ¡Pues claro que es eso!
- ¡Pues claro que no me voy a mover!
- Me dijiste que te pidiera
- Y te lo sigo diciendo, pero pedirme y
tirarte a la bartola…
- Eso parecido fue lo que me dijo un “Pater”
- Pues no es así. Tú pon todo tu
esfuerzo y pídeme que te ayude a seguir sin desfallecer…
- Ósea, lo que a mí me parecía…
- A veeeeeeeerrr. Si no haces nada y me
lo dejas a Mí, ¿qué merito tienes? El que tendrá que darse besos en la mejilla soy
Yo a mí mismo…
- ¡Ya!
- No me pidas que te resuelva la vida,
pídeme que te ayude a no equivocarte, a que esté a tu lado si decaes, pídeme
sabiduría y Yo te la daré; pero hacer tu trabajo, ni lo mentes.
- Tienes razón, no sabes lo mal que me
salió un tema que te di…
- Lo sé, cometiste todos los errores
del mundo, pero no me pediste sabiduría ni rezaste porque te iluminara.
- ¡Me vas a contar! Aún pago
consecuencias…
- Pero Yo estoy ahí abriéndote caminos
¿Los has visto? Mira que los puse delante de ti…
- Sí, sí, gracias y menos mal.
- La próxima vez no dejes nada en mis
manos y te duermas… Así, como que NO funciono.
- Qué yaaaaaaa me lo has dicho.
- ¡Ah!, y no te olvides de rezar cuando
quieras algo, ese es mi precio.
- Qué ya, qué ya…
Emma
Díez Lobo
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