La vocación. Esta es una
palabra que a muchas personas les origina un cierto miedo a lo que Dios pueda
pedir a lo largo de la vida.
"¿Qué quieres, Señor de mí? "¿Qué
quieres que haga, Señor, por ti?" "Cuál es tu voluntad?"
Éstas son preguntas
frecuentes que se hace un cristiano, que con seriedad y responsabilidad pone su
vida en manos de Dios.
El miedo o la inseguridad
ante el Plan que el Padre tiene diseñado para hacernos felices muchas veces es
fruto de una Idea equivocada sobre Dios y lo que significa la vocación. Si
pensamos en Jesús no como Amor, sino como alguien que ahoga mi libertad, es
normal que no entremos a la escucha de su voz ni a su seguimiento con
radicalidad. Por ello recordaba el Papa Emérito Benedicto XVI al inicio de su
Pontificado: "No tengáis miedo de
Cristo. Él no quita nada de lo bueno y bello de la vida sino que lo da
todo".
En este Tema de formación
vamos a esbozar algunos aspectos importantes sobre la vocación:
• La primera vocación (llamada) de Dios es a
la vida: cada día es una oportunidad para encontrarme con el Señor y disfrutar
de Él... disfrutar de los demás... para amar y ser amado. ¡¡¡Vive!!!
• Atentos y a la escucha frente a la cultura
de lo superficial: el Amor de Dios se regala a través de numerosos encuentros,
acontecimientos, personas... No mires a otro lado, no dejes que las cosas te
resbalen... Reza. Mira dentro de tí y escucha a tu corazón. Escucha a los
demás. No dejes que el tiempo pase... no dejes que Cristo pase sin tocarte o sin
tocarle tú a Él.
• La vida se gana cuando
se entrega por amor: ¡¡¡sal de ti mismo!!! ¡¡¡no te encierres en ti mismo!!! La
alegría es la consecuencia del valor para ponerse al servicio de los demás de
forma gratuita e incondicional. Es entonces cuando el matrimonio, el sacerdocio
o la vida consagrada se convierten en verdaderos caminos de felicidad.
• El camino no lo hacemos solos: quien trata
de vivir desde la autosuficiencia se pone en el riesgo de encerrarse en sí
mismo y quedarse en la tristeza y la oscuridad del que no ama.
La Iglesia es la familia
que Dios nos ha regalado para crecer en la Fe... caminar juntos con Cristo y
hacia Cristo. Sólo desde una experiencia fuerte de Iglesia puede entenderse la
vida como llamada de Dios y responder con generosidad y alegría a su voluntad
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