jueves, 1 de febrero de 2018

SOY LLAMADO ... SOY AMADO



La vocación. Esta es una palabra que a muchas personas les origina un cierto miedo a lo que Dios pueda pedir a lo largo de la vida.

 "¿Qué quieres, Señor de mí? "¿Qué quieres que haga, Señor, por ti?" "Cuál es tu voluntad?"

Éstas son preguntas frecuentes que se hace un cristiano, que con seriedad y responsabilidad pone su vida en manos de Dios.

El miedo o la inseguridad ante el Plan que el Padre tiene diseñado para hacernos felices muchas veces es fruto de una Idea equivocada sobre Dios y lo que significa la vocación. Si pensamos en Jesús no como Amor, sino como alguien que ahoga mi libertad, es normal que no entremos a la escucha de su voz ni a su seguimiento con radicalidad. Por ello recordaba el Papa Emérito Benedicto XVI al inicio de su Pontificado: "No tengáis miedo de Cristo. Él no quita nada de lo bueno y bello de la vida sino que lo da todo".

En este Tema de formación vamos a esbozar algunos aspectos importantes sobre la vocación:

 • La primera vocación (llamada) de Dios es a la vida: cada día es una oportunidad para encontrarme con el Señor y disfrutar de Él... disfrutar de los demás... para amar y ser amado. ¡¡¡Vive!!!

 • Atentos y a la escucha frente a la cultura de lo superficial: el Amor de Dios se regala a través de numerosos encuentros, acontecimientos, personas... No mires a otro lado, no dejes que las cosas te resbalen... Reza. Mira dentro de tí y escucha a tu corazón. Escucha a los demás. No dejes que el tiempo pase... no dejes que Cristo pase sin tocarte o sin tocarle tú a Él.

• La vida se gana cuando se entrega por amor: ¡¡¡sal de ti mismo!!! ¡¡¡no te encierres en ti mismo!!! La alegría es la consecuencia del valor para ponerse al servicio de los demás de forma gratuita e incondicional. Es entonces cuando el matrimonio, el sacerdocio o la vida consagrada se convierten en verdaderos caminos de felicidad.

 • El camino no lo hacemos solos: quien trata de vivir desde la autosuficiencia se pone en el riesgo de encerrarse en sí mismo y quedarse en la tristeza y la oscuridad del que no ama.


La Iglesia es la familia que Dios nos ha regalado para crecer en la Fe... caminar juntos con Cristo y hacia Cristo. Sólo desde una experiencia fuerte de Iglesia puede entenderse la vida como llamada de Dios y responder con generosidad y alegría a su voluntad

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