- No, no lo estoy
- Pues como que no me haces ni caso…
Parece que mis cosas no te importan porque no veo resultados “majos”.
- Las cosas que me pides las escucho,
estoy ahí con tu pena y tribulación…
- ¡Anda y yo no paro de “tribularme”! y
Tú lo puedes todo…
- ¿Tu eres de “mi pueblo”?, ¿no sabes
que por cada lágrima, dolor o sufrimiento redimes culpa? Aún puedes soportar
esa pena que te duele…
- Ya, pero dijiste: “Pedid y se os
dará”… ¡Debo ser una completa calamidad porque me paso los años redimiendo!
- Oye, qué es por tu bien.
- ¿Entonces?, ¿no me queda otra?, o somos
muchos y tengo turno…
- No, no estáis en fila y sí te queda
“otra”. Sucede que no entiendes que significa confiar en mis designios para ti.
¿Sabes que todas las almas a Mí entregadas, sufrieron muchísimo y cuando
vinieron a Mí, no pasaron por el “purga” (como tú dices) ni un segundo?, y un
segundo son muchos años…
- Señor, entiéndeme, si hemos de sufrir
toda la vida… Pues, como que no estoy muy de acuerdo. Tú dijiste que fuéramos
felices.
- Y en tu corazón lo eres porque estás
Conmigo o ¿no?
- Bueeeeeeno, hay veces que ¡Ya te
vale!... estamos hechos polvo.
- No te pido paciencia sino fe. Yo sé
que sucederá en tu vida y vives en medio de “la libertad del mundo”, ahí entro
Yo y actúo en ti.
- Bueno, vale, me pongo en tus manos,
no sea que me des lo que quiero y “me estrelle después con el coche”.
- Pues por eso. Reza (sé que lo haces)
y ¡Mírame!
Emma Díez Lobo
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