Si no cambiamos de chip, es decir, nuestro propio estilo de vida, el
uso de nuestros recursos, los criterios de producción y consumo, todo
seguirá igual. Más de lo mismo, da lo mismo.
Durante estos meses, hasta que no consigan recaudar 84.495 € para
sufragar un Proyecto Educativo de rehabilitación y reinserción
de 1.625 niños/as de Hyderabad, en la India, no pararán quietas este grupo
de mujeres tan comprometidas y coherentes de Manos Unidas.
El hambre y la incultura no son una fatalidad, sino un escándalo,
una vergüenza insoportable. No es posible que en pleno siglo XXI ochocientos
quince millones de personas sigan pasando hambre en el mundo. Sí, has
leído bien. No he equivocado millones por miles. Son millones, no miles.
Y para más inri hemos crecido… en cuarenta millones respecto
al año anterior.
Las razones (excusas) que ponen quienes deberían administrar lo
público, si no equitativa cuando menos solidariamente entre los
más desheredados… son múltiples y complejas: los impactos del cambio
climático, los conflictos violentos (guerras) sobre los más empobrecidos…
que únicamente sirven de excusa para anestesiar nuestra conciencia colectiva.
¡La educación es, sin duda, el antídoto contra la pobreza! Felicito
a nuestras «intrépidas guerreras» de «MANOS UNIDAS» de la Diócesis de
Barbastro-Monzón por haber escogido un Proyecto educativo de reinserción
que no sólo sostenga la esperanza de estos niños/as sino que les devuelva
su dignidad de personas ofreciéndoles además de pan y formación, el
calor de hogar.
Cuando uno lee cada Proyecto lo primero que te llama la atención es
que se trata de programas reales, creíbles y realizables. Se detallan
todos los pormenores y se establecen costos reales. El dinero que se
adjudica llega íntegro. Detrás de cada Proyecto figuran las personas
y/o las instituciones que se responsabilizan de su puesta en marcha,
de su gestión, administración y evaluación. Colaborar con «MANOS UNIDAS»
es como si tú mismo fueses el responsable del Proyecto y estuvieras a
pie de obra. Es, de ordinario, la «denominación de origen» de las obras
sociales que la Iglesia realiza en el mundo. Su éxito está en la nube de
«implicados» (voluntarios) que, con su testimonio y su humilde pero
fecunda tarea apostólica, visibilizan la ternura de Dios en el corazón
del mundo y caricia suya en las personas más desheredadas.
Nuestro desafío, como os indicaba anteriormente, será impulsar
un Programa de rehabilitación y reinserción social para niños/as de
la calle en la ciudad de Hyderabad, capital del Estado de Telangana,
en el centro-este de la India. El presupuesto es de 84.495 €. Dividido
por los ciento diez mil habitantes del Alto Aragón, nos tocaría contribuir
al año a cada uno con lo que nos costaría tomarnos un café en el bar. Vamos
a poner una hucha solidaria en el obispado y/o en cada parroquia
para que todos sin excepción, creyentes
o no creyentes, practicantes o no practicantes, contribuyamos con
nuestra parte alícuota de un euro a erradicar el hambre en el mundo y a
dar formación a los más jóvenes. No es nada pero nos conciencia y sensibiliza.
El milagro está en que «muchos pocos hacen más que pocos muchos».
En dicha ciudad, miles de niños/as viven huidos de sus casas por violencia,
abandono u orfandad. Viven de la mendicidad y de las basuras, sufriendo
abusos y malos tratos. Suelen terminar en el alcohol y
en las drogas.
Los Salesianos llevan 17 años trabajando en tres centros de acogida
para niños y uno para niñas gestionado por la rama femenina. Su labor
consiste en contactar con estos/as niños/as y ganarse
su confianza; ofrecerles atención médica, emocional y educativa.
Procuran, si es posible, reintegrarlos a sus familias. Les ofrecen
participar en programas educativos y de rehabilitación.
Para ampliar su trabajo social en la calle los salesianos solicitan
a Manos Unidas ayuda y así mejorar las instalaciones de los dos centros,
el de los niños y el de las niñas: reparación del tejado, instalación
eléctrica, construcción de un pozo y de una purificadora de agua, reparación
y construcción de baños, la adquisición de veinte colchones y la manutención
física durante el proceso de rehabilitación.
La aportación de la Congregación es el salario de los coordinadores
y el diez por ciento de los costes. Los beneficiarios serán 730 niñas y
895 niños cada año (1625 niños en total). Al frente de este Proyecto educativo
y social está el P. Bellankonda Sudhakar, SDB de la comunidad salesiana de Navajeena.
En nombre de todos los beneficiarios de estos dos proyectos
que vamos a asumir en nuestra Diócesis quisiera expresaros su gratitud
sincera a cada uno de los hijos del Alto Aragón, creyentes o no, que
con su solidaridad y generosidad van a conseguir los 84.495
€ necesarios para que esta «patrulla de mujeres» de «MANOS UNIDAS»
logren el objetivo humanizador que se han propuesto este año.
Con mi afecto y bendición,
+ Ángel Pérez Pueyo
Obispo Barbastro-Monzón
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