• No dejes que tu agenda te
gobierne. Muchas cosas que te planteas ahora son postergables. Prueba y verás.
• Cuando estés con tu
pareja y tus hijos o con tus amigos, apaga el celular y desconecta el teléfono.
• Tómate tiempo para comer
y beber. Comer apurado genera males digestivos y si la comida es buena y está
bien sazonada, no la apreciarás como se debe. Este es uno de los placeres de la
vida, no lo arruines.
• Pasa tiempo a solas contigo mismo, en silencio. Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios.
• Pasa tiempo a solas contigo mismo, en silencio. Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios.
• No te aturdas con ruidos o mires televisión como si fueras una medusa petrificada. Escucha música con calma y verás que es bellísima. No te quedes frente al televisor porque sí.
• Escribe un ranking de
prioridades. Si lo primero que escribiste es trabajo, algo anda mal, vuelve a
redactarlo. El trabajo es importante y debemos hacerlo, pero medita y notarás
que no es lo más importante de tu vida.
• No creas eso de que en
poco tiempo das amor. Escucha los sueños de la gente que amas, sus miedos, sus
alegrías, sus fracasos, sus fantasías y problemas. Es una estupidez pensar que
se puede amar una hora por día y basta con eso.
• No creas que tus hijos
pueden seguir tu ritmo. Sois vos quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos.
Recuerda que la conversación y la compañía silenciosa son los medios de
comunicación más antiguos que existen.
• El virus de la prisa es
una epidemia mundial. Si lo has contraído, trata de curarte.
(Carl Honore)
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