Sin la tercera PERSONA de Dios, ni puedes saber quién es Dios, ni entiendes a su Hijo, ni
nada de nada ¡Vamos!, cómo si no tuvieras cerebro.
Él es el Trabajador
por excelencia, te hace saber la razón del Hijo. Es como una “Masa-Nube” que se
te pega para que entiendas todo.
Sin Él no hay coherencia
con respecto al Dios de David
personificado en Jesús, que por cierto, los judíos al no creer en la Santísima Trinidad, demuestran que el
Espíritu Santo no les funciona. A ver, sin
Él, te quedas “parado” en la antigüedad, por eso les pasa lo que les pasa...
Podrás hacer “edificios
o llegar a Saturno” pero sin el Espíritu Santo, de ahí no pasas; podrás aclamar
a Dios, a la Virgen, a Jesús, pero sin el Espíritu Santo, no apreciarás ni un párrafo
del Evangelio... Todo aquél que desee “ver” a Dios y sentirse junto a Él, quien primero
ha de estar contigo es su Espíritu.
Todos nacemos sin
esa “Masa-Nube” Santa, solo el Bautismo te La incrusta, pero ¡Ojo! si después
no Le invocas, el libro de la Sabiduría para tu alma, se cierra.
Él, no Dios, es
quien te borra (TODOS) los pecados, de ahí las manos Consagradas de sus
sacerdotes, sin ellos es imposible. Una vez me dijo un sacerdote que con los
dedos de la mano pronunciara con frecuencia 5 palabras: “Señor
dame tu Espíritu Santo”.
Él te vuelve la cara al Norte si estás perdido mirando
al Sur.
Emma Díez Lobo
Me encantaría volar espiritualmente con el Espíritu Santo.
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