La Ascensión de Jesús
al Padre delante de sus discípulos tiene un bellísimo significado que nos llena
de alegría. El Señor culmina su misión en el mundo. Recordemos que antes de su
Pasión había dicho al Padre: "Te he glorificado llevando a cabo la
misión que me encomendaste" ( Jn 17,4…).
En su subida al Padre
sus discípulos les confía - y no es que hayan dado la talla - la continuación
de su misión: "iluminar a este mundo que yace en tinieblas y sombras de
muerte" (Lc 1,79). Sabe que son débiles pero Él les dará su Fuerza y su
Sabiduría que engendren en ellos la fidelidad que no tienen, al tiempo
que les promete que jamás les dejara solos, que estará con ellos todos los días
(Mt 28, 19-20).
Dicho esto ya puede
subir al Padre pues sus discípulos supieron - ojalá nosotros también - que su
subida al Él es preludio de nuestra subida y que su victoria sobre la
muerte es también nuestra victoria.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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