Porque esa Paz no tenía que ver con una
vida sin problemas y dormir como las marmotas, pues no, era una Paz de alma. Si
algo te sucedía o te “ibas” antes de tiempo, esa Paz bloqueaba el miedo dándote
la seguridad del “éxito”; incluso podrías “marchar” con una sonrisa de
confianza.
Creo que es de las mejores cosas que
nos dejó, porque menudo “yuyu” hay con el tema de la muerte; si lo piensas, te
paralizas, pero su Paz te dirá: “No tengas miedo, aquí estoy cómo estuve Yo en los brazos de mi
Padre, tu vida continúa”; y si
se trata de un serio conflicto, su Paz te dirá: “Calma, reza y déjalo en mis
manos, confía en Mí”.
Ésta frase: “El siervo no es más que el amo”,
también viene al pelo. ¿Qué quiere decir? Muy simple, que si Jesús sufrió lo
indecible no vas a ser tú más que Él y llevar una vida súper guay, pues ¡No!,
te toca pasarlo canutas (blanco y en botella).
“Nadie
va al paraíso con los ojos secos”
(Thomas Adams) pero “El cielo enjuagará tus
lágrimas de la tierra” (Emma Díez). No olvides que la Paz de Cristo más que
envolver, abriga al alma.
Emma
Díez Lobo
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