Anduve dando tumbos
buscando lo que creía que eran mis glorias..., y sin embargo, era el Señor el
que me estaba buscando.
Dando tumbos corría
ansiando llegar a "mi meta", pero era el Señor quien me estaba
esperando. Me dice..., YO SOY LA META.
Dando tumbos preguntándome
quien soy..., y Dios me responde: mi hija amada, y tan solo YO, SOY EL QUE SOY.
(Éxodo 3-14)
Dando tumbos construyendo
mi vida sin cordura, cuando desde lo más profundo oigo..., no lo
hagas sola, mejor yo te ayudo..., la estás asentando con cimientos poco
sólidos, de arena, YO te proporcionaré' el material, YO SOY LA ROCA...,
merece la pena.
Dando tumbos de acá para
allá, mendigando, dando palos de ciego, preguntándome,
indagando..., ¿qué camino he de tomar?
Dando tumbos..., y tú me dices
! Basta ya! Ven conmigo, quiero ser tu amigo.
Dando tumbos, en fin, entre
mil faenas preocupada por encontrar mi felicidad, cuando de nuevo resuena con
fuerza retumbando en mi alma YO SOY EL CAMINO, LA VIDA Y LA VERDAD; y siguen
repitiéndose una y otra vez estas palabras como un eco calando y calmando mi
alma llenándola de paz.
Dando tumbos subiendo a
"mis" alturas buscando la cima que yo me estaba proponiendo..., sin
darme cuenta que me estaba destruyendo.
Pero me enseñaste una
Cruz, la de tu Hijo Jesús, y me hiciste comprender que no hay lugar más
alto al que se pueda acceder porque en ella fui redimida y no se encontrará
jamás un lugar de más altura que se pueda ascender, LA CIMA DEL AMOR, y allí
unida a la Cruz con mi amado Jesús.
Dando tumbos por la vida
tantas veces caminamos, por no asentar nuestras raíces en los fértiles
campos. Avanzamos sin rumbo, a la deriva, sin sentido, entre tantos
caminos mundanos, alimentándonos de cualquier manera por no saber que existen
buenos y duraderos pastos.
Estos manjares nos los
regala Jesús. ¿Cómo encontrar este Tesoro? está muy claro ! Escuchando!
de esa manera yo lo he encontrado.
EL nos habla, nos ama
inmensamente..., para eso nos dejó como testamento su SANTO
EVANGELIO, para que lo escuche, para que lo coma, para degustarlo,
saborearlo y darlo a los demás.
Ya no andaremos dando tumbos,
llevando una vida de oscuridad. Él lo dijo: "Yo soy la luz del
mundo, el que me siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida" (Juan 8-12).
"Si os mantenéis
firmes en mi Evangelio sois verdaderamente discípulos míos; conoceréis la
verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8, 31-32).
Dando tumbos sin encontrar
descanso..., hasta que llegaste Tú, mi Señor, mi amado..., ya
puedo reposar en tu regazo.
(Mari Pili)
comunidadmariamadreapostoles.com
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