Finalizada la Cena Eucarística,
Jesús se dirige al Huerto de los Olivos con Pedro, Santiago y Juan. Va a librar
su combate final en el que sellará definitivamente su fidelidad al Padre pues
como El mismo dijo: "El espíritu está dispuesto pero la carne es
débil" (Mt 26,41) Los tres discípulos ven como Jesús no puede más y cae en
tierra; vencidos por la tristeza y el desánimo se duermen. Jesús les
despierta y les dice: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Entendamos
esto; Jesús no necesita su apoyo. Bien sabía que le dejarían solo en su combate
y que su ayuda iba a ser su Padre (Jn 16,32) En su pregunta pretende abrirles
los ojos pues está haciendo suya la oración del salmista: " Estoy velando
contigo fuerza mía" (Sl 59,10).
Al decirles pues que no
habían podido velar una hora con Él nos está dando a todos una catequesis
magistral sobre la oración sobre todo en la adversidad, en las pruebas en esas
situaciones en las que el sufrimiento y la desdicha nos abaten tanto que no
conseguimos centrarnos en nada, mucho menos en la oración. Jesús nos enseña el
camino de la oración perfecta; la que nos mueve a velar con nuestro Padre
recibiendo de El la Fuerza para vencer al Tentador que agazapado en el
envoltorio del sufrimiento te invita a pasar de Dios porque…"no está haciendo
nada por ti" Oración de Jesús en el Huerto: La Escuela de la Oración más
amorosa y perfecta, la de saber velar con Dios nuestra Fuerza. Así rezo Jesús, así
nos lo enseño.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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