Jesús acaba de decir a sus
discípulos que les envía al mundo como su Padre le ha enviado a Él; como
corderos en medio de lobos y, por si fuera poco, añade que si a Él, que es Hijo
de Dios, le han llamado Belcebú -príncipe de los demonios- que no esperen
reconocimiento ni agasajos de los siervos de este mundo. ¡Qué cara pondrían
estos hombres ante estas palabras de Jesús que inmediatamente les tuvo que
decir: No tengáis miedo! Así es, los discípulos de Jesús afrontamos el desdén e
incluso el odio del mundo (Jn 15,18) porque somos sostenidos por Él de la misma
forma que a Él le sostuvo su Padre. Así es, no tengamos miedo, Él, que nos
envía al mundo hostil, es también nuestro Buen Pastor, el que como profetiza el
salmista conforta nuestra alma en toda prueba y sufrimiento (Sl 23). Nos
conforta como confortó a sus apóstoles, que allá por donde fueron les
sobrevinieron violencias encarnizadas que terminaron arrancando sus vidas... y
su mayor alegría fue, que si años atrás no pudieron dar la vida por Jesús a
causa de su debilidad, ahora, llegado su momento, la pudieron dar; supieron
entonces que Jesús estaba con ellos fortaleciéndoles como se lo había prometido
antes de su Ascensión al Padre (Mt 28,18-20). Su victoria terminó de sellarse
cuando experimentaron que podían ofrecer sus cabezas a sus verdugos, impulsados
por una fuerza que no era de este mundo: !La Fuerza de Dios! Solo desde una
experiencia así, podemos entender sin fanatismos eso de… !No tengáis miedo!
P. Antonio Pavia
comunidadmariamadreapostoles.com
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