"He
venido para que tengáis vida en abundancia" (Jn
10,10). Recogemos con inmenso amor esta promesa de Jesús sabiendo que su
Evangelio lleva en sus palabras la Vida en abundancia ilimitada y eterna, pues
si de algo andamos escasos en nuestra sociedad, tan aparentemente satisfecha,
es de Vida desbordante.
Nadie está excluido de esta promesa de
Jesús, de una u otra forma todos tenemos acceso al Evangelio del Hijo de Dios.
Acoger el Evangelio de Jesús y hacerlo alma
de tu alma librando lo que el Apóstol San Pablo llama: “el combate de la fe” (2 Tm 4,6-7), combate en el que,
paulatinamente, vamos tendiendo a dejar de lado estilos de vida, decisiones, etc.
que fueron considerados intocables porque creíamos que no podíamos vivir de
otra forma.
El Evangelio de Jesús, sin retoques
inducidos por la mediocridad, como diría San Francisco, como por ejemplo: ama a tus enemigos, comparte tus bienes con
los pobres, etc., es quien provoca en ti el salto de una vida hipotecada
por sus límites a la Vida Abundancia, cuyo límite es Jesús, es decir: ninguno,
porque Él es y te da Vida Eterna.
No tiene límites, como tampoco su amor, por
ti; no los tiene, por eso entregó su Vida para que tú tuvieras dentro de ti la
Vida Eterna.
comunidadmadreapsotoles.com
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