"Bienaventurado
el que con vida intachable camina en la voluntad
del Señor" (119,1) A la luz de la exhortación de este salmista lo
primero que alegra nuestro corazón es que Dios llama Bienaventurados a
quienes caminan según su voluntad, más aun, asocia este caminar con la intachabilidad. Un
hombre limpio es alguien que no tiene mancha alguna y esto nos deja perplejos
pues bien sabemos que en la Escritura aparece con frecuencia que somos
pecadores; David dirá incluso: “pecador me concibió mi madre"(Sl 51,7)
Dejemos de lado escrúpulos y centrémonos en lo que Dios está queriéndonos decir
con lo de "vida intachable" El Espíritu Santo inspiró al salmista la
relación entre el caminar en la voluntad de Dios y una vida sin macula;
esto ilumina nuestras posibles dudas. A todo hombre, cada cual con
sus circunstancias se le abren dos caminos en la vida; el de la Verdad
conducido por Dios o el de la mentira. Tan pecador es quien escoge un u otro
camino. La diferencia acontece en el caminar. Quien es conducido por Jesús, el
Buen Pastor el cual amorosamente le levanta en sus caídas, conforma en sus
desánimos e ilumina en sus valles de tinieblas...culmina, como dice San
Pablo presentándole ante el Padre: "Santo e inmaculado en su
presencia" (Ef 1,4) Todo es posible para Jesús, incluso purificar a fondo
nuestro corazón.
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