jueves, 11 de junio de 2020

YO SOY TU VICTORIA


Todo aquel que es víctima de calumnias, intrigas, maledicencias...etc siente como de sus entrañas se elevan  rugidos que claman justicia e incluso venganza. Así es cómo responde nuestra naturaleza...a no ser que tenga la iluminación, con su consiguiente fuerza que le vienen de Dios, como proclama este salmista acosado con falsedades hasta la saciedad: A la exposición de sus penas: "... testigos falsos se levantan sobre lo que ignoro me interrogan..." (Sl 35,11)de las que ni siquiera puede defenderse, pues es evidente que sus calumniadores son intocables por el cargo que ocupan... solo le queda esperar que Dios salga garante, a su favor, y esto no es una fabulita, no solo no lo es sino que además  engendra en  él y en quienes a causa de su relación con Dios asentada en la Verdad una experiencia de Amor  tan fuerte como inequívoca; experiencia que vive y transparenta  este mismo  salmista que  pide confiadamente al Señor que le hable, que su alma pueda oír su voz que le dice: No temas yo soy tu victoria. (Sl 35,3)

Todo discípulo de Jesús crecido conoce esta Voz  de su Buen Pastor en su alma cuando  está a punto de desfallecer. Voz que apacigua sus tormentas interiores, Voz que va acompañada por la "paz que rescata su alma" (Sl 55,19) La misma Voz y con los mismos efectos que salió de la boca de Jesús y que obligó a la tormenta a replegarse...fue suficiente  que el Hijo de Dios le dijera: ¡Calla, enmudece! (Mc 4,39)...y sus rugidos se desvanecieron.  El Señor Jesús "hace estas cosas" por y con sus discípulos y es por eso que crecen sin cesar en su fe y su amor hacia Él.


P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

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