Sabio o
necio; he ahí dos formas de ser en nuestro paso por este mundo. El necio se
abre a la vida con perspectivas muy llamativas pero escasas, se conforma con lo
que pueda recoger con sus manos, su trabajo a lo largo de años y años. Recoja
lo que recoja siempre será algo ínfimo pues como dice el salmista...su
lote es esta vida (Sl 17,14) He ahí su fracaso, su lote, su heredad está
enjaulada en el paréntesis de los años que llegue a vivir. El sabio vive en
este mundo, trabaja, prospera, pero sus ojos están fijos en Dios. !Él es su
lote y su heredad! (Sl 16,5-6) por eso como proclama Jeremías cuando la
desgracia recae sobre el su esperanza en Dios le sostiene victorioso "Que
el amor de Dios no se ha acabado ni se ha agotado su ternura...mi porción es
Dios, dice mi alma, por eso en El espero" (Lm 3,22-24)
Estos hombres
viven, trabajan, cuidan de los suyos como los demás pero como dije antes tiene
sus ojos proyectados en Dios... lo que quiere decir que Él es su Gran Proyecto.
Por eso cuando la hermana muerte, así la llamo San Francisco, se le acerca, susurra
jubiloso con el salmista: "Al despertar -de la muerte- me saciaré de tu
Rostro, Señor" (Sl 17,15).
P. Antonio
Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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