viernes, 15 de mayo de 2020

Carlo Acutis


               


                                                                        
Adolescente de mi mundo, te has ido con Dios temprano y feliz. Tu alegría irradia en los corazones y tu muerte ha sido la esperanza de conversión y milagro.

Cada oración, cada pobre, cada catequesis que ofreciste, Dios te lo premió. Eres un ejemplo del siglo XXI y Dios sabe que has encendido en muchos, la llama de la carrera a la salvación.
   
Apuntaste hacia la eternidad muy joven, tan joven que ni tus padres sospecharon tu marcha. Era evidente que no podías quedarte, no, Dios te retiró antes de que Satanás metiera mano en tu juventud, en tu madurez.  
   
La tierra arrastra, sumerge, aparta y atrapa… No sé que habría sido de ti… Pero ¡Mírate ahora!, has librado ese lugar donde se rinden cuentas que queman el alma, dónde no  querías ir. 
     
Eras un chico más, un alumno más, un chaval que utilizaba internet y al tiempo, orabas, rezabas, te sumergías en la Eucaristía: “Tu autoestrada per il cielo”… ¡Ya has vuelto a Casa!  

Tus palabras finales las escucho cada día con verdadero asombro por tu Fe adulta. Dijiste: “Sono destinato a morire”, con una sonrisa extraordinarias que destruye toda incredulidad.

Ya sabes, Venerable Carlo, te has ido ofreciendo tu dolor por el Papa y la Iglesia.

 Bendito seas en el cielo, y en la tierra protege a los chicos de tu edad. Gracias de todo corazón.

Hoy, el Santuario del Despojo de Asís, lugar que ansiabas para dormir junto a San Francisco, se ha iluminado con tu presencia, él guardará tu cuerpo hasta el último día.

Emma Diez Lobo



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