Vemos el pasaje de la
tempestad calmada (Mc 4,35) Los apóstoles y Jesús se hacen a la mar cuando de
pronto se desata una violentisima tempestad. Los apóstoles la enfrentan como
pueden...Jesús duerme hasta que le despiertan diciéndole: ¿No te importa que
perezcamos? Jesús les responde: ¿Aún no tenéis fe? Los apóstoles creen que
Jesús si puede poner fin a la tormenta pero aún no creen en el Milagro de todos
los milagros: Que si Él está con ellos podrán afrontar todos los males que les
sobrevengan: enfermedades, desgracias, fracasos y hasta la misma muerte.
Lo
importante frente al mal es tener conciencia - a esta fe se refiere Jesús- de
que Dios está contigo. El problema de Israel ante sus peligros es preguntarse
con escepticismo si Dios está con él o no. (Ex 17,7) La misma tentación de los
Apóstoles ante la tempestad… tienen a Jesús en la barca, pero está dormido.
Conforme crecemos en el Discipulado somos más y más conscientes de que Jesús,
nuestro Buen Pastor está con nosotros en nuestros males, sobre todo cuando el
último de todos, la muerte, nos alcanza aunque Satanás nos diga que está
dormido.
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